lunes, 23 de febrero de 2015

El ego del Arquitecto

La mayoría de los constructores se enfrentan al mal de la banalidad de los Arquitectos, mejor llamado como el “EGO”.


Es un tema que no ha dejado de ser candente entre los ingenieros, constructores y algunos ambientalistas. El mayor problema de la arquitectura son los malos diseños de edificios por arquitectos y no solo en este país, sino alrededor del mundo. Por mal, me refiero que desperdician de nuestros recursos naturales, tanto en su construcción y su funcionamiento; que nos aprisionan en espacios que refuerzan la separación social y jerarquías, llevándonos al aislamiento del mundo; perpetuando las estructuras de poder existentes en todo, desde las definiciones de género a los usos del capital, que hacen poder, ya sea financiera o política, real y difícil de derribar, llevándolos a verse feos, adormeciendo a los ojos, mente y alma. Edificios feos están minando la vida de nuestros entornos de fabricación humana.

El que estos edificios sean tan malos, no es que los arquitectos conocidos los han diseñado. De hecho muy pocos de sus diseños salen de esas oficinas. Los que son buenos diseñadores, generalmente diseñan monumentos culturales, políticos y no la arquitectura del día a día en donde se encuentran las viviendas y las oficinas, que son donde se pasa la mayor parte del día la humanidad, en su hogar o en su trabajo. O lugares importantes como hospitales en donde suelen ser deprimentes. Cuando reciben una comisión por una de estas estructuras cotidianas, por lo general es para una situación de lujo; o condominios para los ricos o un icono de la sociedad.

Hacer una buena arquitectura requiere tiempo y dinero, y sobre todo de la atención de los diseñadores que deben gastar creatividad en la estructura para la realización de los lugares que son más duraderos y más abiertos. Nosotros como sociedad en general, y los de puesta en marcha no queremos gastar ese dinero. Esa es la raíz de todo este mal, no el egoísmo. En el caso de los arquitectos podrían llegar a un acuerdo con las organizaciones con el fin de contribuir con sus talentos de una manera que podría mejorar la situación. Sin embargo la historia de la vivienda pública no diseñada por buenos arquitectos muestran, las estructuras financieras, políticas y sociales como tales que es muy difícil hacer una diferencia a menos que vayas radicalmente fuera de juego a manera de Estudio rural o urbano.

Los arquitectos para obtener una gran cantidad de atención tienen una responsabilidad mayor, ya que son modelos a seguir. Aunque esto refuerza exactamente la idea, el problema real está en “Starchitects”: Todos los arquitectos tienen que pensar dos veces antes de que tomen las comisiones de los regímenes represivos o de los clientes que están de alguna manera mal, ya sea en sus empresas o en sus prácticas de construcción. Los arquitectos deben diseñar mejores edificios; desde un punto de vista pragmático, imagina a Zaha Hadid o Frank Gehry trabajando en una situación social o ambientalmente cuestionable que las empresas que hacen cosas peores a través de la banalidad del mal de sus construcciones. Irónicamente la mayoría de los arquitectos quiere diseñar para firmas importantes o diseñar edificios en Dubái.

No estoy diciendo que arquitectos como Jean Nouvel, Zaha Hadid, Hon o Gehry solo escojan firmas importantes en donde su nombre será reconocido por su diseño. Me atrevería a decir que si se les impone un reto de diseñar para construcciones cotidianas en donde se encuentra el resto de nosotros, lo harían igual de bien como lo han hecho hasta ahora. La cuestión es hacer el bien en obra y en practica.

Por último, la concentración en las “estrellas” y la naturaleza egocéntrica de la educación arquitectónica es un problema. En comparación con la espinosa cuestión de su se debe trabajar en los Emiratos, diseñar para China una torre o construir un Aeropuerto en Tokio. Que tal nuevos hospitales para los enfermos pasen sus días más agradables olvidándose de sus males, o algún edificio habitacional al que la población llame hogar y no ser unas cajas de sal en donde apenas se vive. Si hay un caso moral que no se debe construir en lo absoluto, la cuestión es tan trivial para ser risible.


Imagina, Diseña, Construye & Habita

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