domingo, 6 de julio de 2014

Vivienda consumo cero


Al este de Madrid se encuentra CASA MARTINA, la primera vivienda de la región que basa todo su consumo en la producción propia a través de fuentes de energías renovables. Planificada por su propietario Jose Vaquero hace siete años y habitada desde tan solo año y medio, esta vivienda es la aproximación más cercana al concepto de edificios de consumo de energía casi cero.

Te imaginas, ¿cómo sería vivir en una casa que no toma energía de la red? Qué no tiene dependencia de las compañías eléctricas ni de los combustibles fósiles como el gas natural. No sólo es sinónimo de ahorro, sino también de sostenibilidad.

Sus ventajas:

- Este hogar no tiene dependencia de alguna de la compañías eléctricas ni de combustibles.
- Su orientación, aislamiento, calidad de materiales y su enorme cristalería del salón.
- El aire circula y se renueva en su interior sin necesidad de abrir ventanas y perder energía.
- Cuenta con red de recogida de aguas pluviales y grises para abastecer dos depósitos.
- Dispone también de instalaciones fotovoltaicas, placas solares, un generador eólico, etc.

Su diseño forma parte del ahorro en el consumo. Su orientación al sur, su aislamiento, las calidades de los materiales y una enorme cristalería en el salón permiten aprovechar la luz solar, convirtiéndola prácticamente en una casa pasiva que se apoya en la tecnología renovable. 

Desde la concepción de Casa Martina, Alternativas Energéticas, empresa adherida a la red EcoXpert de Schneider Electric e impulsora de este proyecto, tuvo en cuenta los recursos capaces de cubrir las necesidades energéticas básicas de la vivienda durante su vida útil. Víctor Moure, coordinador de esta red internacional, formada por más de 200 empresas bajo el paraguas de la eficiencia energética y adherida a la red EcoXpert de Schneider Electric, resume así la filosofía de la Casa Martina: "Buscamos los watios no consumidos a través de medidas pasivas, como es la orientación, o activas, con soluciones avanzadas respetuosas con el medio ambiente".

En Casa Martina, no es necesario abrir las ventanas para ventilar las estancias, con el consiguiente ahorro de energía. El aire circula y se renueva en su interior gracias a una unidad de tratamiento abastecida por un pozo canadiense (técnica consistente en una serie de tubos enterrados bajo la superficie por dónde circula el aire), logra que la casa esté fresca en verano y cálida en invierno con un consumo muy bajo. Se trata de un intercambiador aportando tanto calor como frío, extrayendo también el aire de las zonas más recónditas de la vivienda, donde se genera calor innecesario, como por ejemplo de la sala técnica donde están los convertidores, o más curiosos aún, de la parte trasera del frigorífico. El calor que desprende este electrodoméstico es transportado a la unidad de tratamiento para su aprovechamiento térmico, lo que además de reducir su consumo alarga su vida útil.

El suministro de agua también ha tenido muy en cuenta. Una red de recogida de aguas pluviales y grises (procedente de las duchas, lavabos y bañeras) abastece dos depósitos de 60,000 y 8,000 litros, respectivamente. Su aprovechamiento permite llenar las cisternas de los inodoros y regar las zonas verdes y un pequeño invernadero que tiene la vivienda. 

Cuando no es suficiente con el calor generado por la renovación del aire, el suelo radiante, el agua caliente sanitaria e incluso la piscina climatizada de la vivienda se alimentan de dos colectores de energía solar térmica. También ayuda a este cometido una bomba de calor geotérmica que toma la energía de la tierra, concretamente de cuatro pozos de 90 metros, y que posibilita mantener una temperatura de confort en la vivienda durante todo el año.

Finalmente una instalación fotovoltaica de autoconsumo con dos inversores de 5 y 3 Kw inyecta en una mini red propia, la energía producida por el campo solar, con el fin de suministrar a la las cargas y aprovechar el excedente cargando las baterías de la mini red. Potencia más que suficiente para abastecer la casa y l oficina situada en la parcela contigua.

Por sí fuera poco, Vaquero quiere seguir rentando al pool eléctrico con la instalación de un generador eólico en la cubierta y un pequeño equipo de micro generación para apoyar el sistema en los días más desfavorables del invierno y cortar cuanto antes el cable con la compañía eléctrica, cable que sólo sirve para abastecer la vivienda en esos momentos.

Una instalación domotica para la gestión y el control basada en la tecnología KNX hace el resto. Persianas motorizadas y con control solar y sensores de presencia, temperatura e iluminación (el 95% de los puntos de luz son de tecnología LED) conviertan a Casa Martina en un hogar prácticamente autosuficiente. Un proyecto que se ha realizado como una inversión en I+D y sin ningún tipo de ayuda o subvención.

Muy crítico con la reforma energética, que penaliza el autoconsumo, el propietario de este búnker energético reconoce ir en contra de cualquier sistema que pretenda poner un impuesto al sol. Vaquero se muestra tajante: "Si pretenden prohibirnos el derecho a utilizar estas energías renovables defendiendo unos intereses que no son precisamente los del ciudadano y condenándonos a un retraso tecnológico con respecto al resto de los países que sus están en esa carrera cometen un grave error".

La tecnología existe y es muy accesible. Por lo tanto lleva a la autosuficiencia y el autoconsumo total, y Casa Martina es el laboratorio que así lo demuestra.


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