Dionisio González "Arquitectura para la resistencia" para desastres naturales
El
artista español Dionisio González presenta su primera exposición natural.
Tratándose de "Arquitectura para la resistencia" para desastres
naturales. Exhibida en la galería Yusto/Giner en Málaga inspirada en los daños
que dejo el huracán Katrina en 2005. Tras un estudio de las vulnerabilidades de
los edificios, el artista propone soluciones arquitectónicas alternativas,
resistentes a los desastres naturales, aún son ficticios. La exposición se
estructura partiendo de las series de fotografías “Dauphin Island” e
“Inter-Acciones” más la instalación “Organogramas”, instalación inspirada en el
contraste entre el ritmo y la sinfonía que producen el humo y los tubos de
escape de las motocicletas de Hanoi (Vietnam) y el “Khene”, un instrumento musical
tradicional vietnamita. La fascinación por la arquitectura, una constante en la
obra de Dionisio González y su preocupación por el naufragio social le conducen
a una búsqueda permanente de enclaves donde convienen el caos y la belleza. Es la
primera vez que esta obra se exhibe en España.
En el
caso de Dauphin Island, es una isla situada en el Golfo de México que sufre el
constante azote de huracanes, el artista quedo impresionado por la energía de
sus habitantes para recuperar lo que clínicamente es destruido por la
Naturaleza. Dionisio reflexiona sobre la aceptación de la adversidad y el vínculo
que se establece entre la construcción y destrucción, lo que ha generado, según
él, estructuras constructivas para la resignación. La precariedad económica y
dicha resignación ante lo que consideran inevitable, impide a los habitantes de
la isla invertir en viviendas cimentadas en hormigón, algo tan irresponsable
como construir plantas nucleares en zonas sísmicas o casas en las laderas de
los cerros. Esta indefensión ante la ofensiva climática provoca la intervención
del artista, diseñando un proyecto de arquitectura habitable y sostenible, auténticos
fortines futuristas de hierro y hormigón en sustitución de la madera. Una
alternativa que hoy solo está sobre papel en la isla de la ingenuidad. Hay en
esta actitud del artista una intención poco frecuente en el mundo del arte de
ofrecer respuestas a los problemas del mundo, ya que en la mayoría de los casos
el artista se limita a interpretarlos o simplemente a evidenciar su existencia
como un reportero.
Esta
actitud de Dionisio González lo sitúa en un plano que supera lo real y se sitúa
en una posición más trascendental y, al tiempo, adopta un papel máximo al del
urbanista, el ingeniero y el arquitecto: el de un creador que rediseña el orden
establecido cambiando el statu quo. Por otra parte, “Inter-Acciones” plantea la
relación del humano con el medio y el aprovechamiento de sus recursos naturales
por los habitantes, en una serie de recreaciones ficticias de construcciones
injertadas al entorno. La obra presenta una manera de entender el espacio en su
no-arquitectura para estudiar los mecanismos de adaptación al mismo. El hecho
de que las construcciones se encuentren sobre pilares de hormigón armado
sosteniendo un plano horizontal estructural y quedando la planta baja exenta
tiene un sentido lógicamente constructivo, pero también simbólico. Por un lado
combaten el entorno y sus irregularidades, estructuran plantas vacías sin erosión
pero con corrientes y flujos, permiten la función del mirador; por otra parte
estatuyen un leguaje de aprobación y merecimiento con el entorno, son
saludables; es decir no son ilegitimas, se interpolan desde sus postes o zancos
sin viciar, sin corromper y adulterar el paisaje.
Estos son algunos de los refugios que se
muestran en la siguiente galería de imágenes: