La mayoría de los constructores se enfrentan al mal de la banalidad de los Arquitectos, mejor llamado como el “EGO”.
Es un
tema que no ha dejado de ser candente entre los ingenieros, constructores y
algunos ambientalistas. El mayor problema de la arquitectura son los malos diseños
de edificios por arquitectos y no solo en este país, sino alrededor del mundo.
Por mal, me refiero que desperdician de nuestros recursos naturales, tanto en
su construcción y su funcionamiento; que nos aprisionan en espacios que
refuerzan la separación social y jerarquías, llevándonos al aislamiento del
mundo; perpetuando las estructuras de poder existentes en todo, desde las
definiciones de género a los usos del capital, que hacen poder, ya sea
financiera o política, real y difícil de derribar, llevándolos a verse feos,
adormeciendo a los ojos, mente y alma. Edificios feos están minando la vida de
nuestros entornos de fabricación humana.
El que
estos edificios sean tan malos, no es que los arquitectos conocidos los han diseñado.
De hecho muy pocos de sus diseños salen de esas oficinas. Los que son buenos diseñadores,
generalmente diseñan monumentos culturales, políticos y no la arquitectura del día
a día en donde se encuentran las viviendas y las oficinas, que son donde se
pasa la mayor parte del día la humanidad, en su hogar o en su trabajo. O
lugares importantes como hospitales en donde suelen ser deprimentes. Cuando
reciben una comisión por una de estas estructuras cotidianas, por lo general es
para una situación de lujo; o condominios para los ricos o un icono de la
sociedad.
Hacer
una buena arquitectura requiere tiempo y dinero, y sobre todo de la atención de
los diseñadores que deben gastar creatividad en la estructura para la realización
de los lugares que son más duraderos y más abiertos. Nosotros como sociedad en
general, y los de puesta en marcha no queremos gastar ese dinero. Esa es la raíz
de todo este mal, no el egoísmo. En el caso de los arquitectos podrían llegar a
un acuerdo con las organizaciones con el fin de contribuir con sus talentos de
una manera que podría mejorar la situación. Sin embargo la historia de la
vivienda pública no diseñada por buenos arquitectos muestran, las estructuras
financieras, políticas y sociales como tales que es muy difícil hacer una
diferencia a menos que vayas radicalmente fuera de juego a manera de Estudio
rural o urbano.
Los
arquitectos para obtener una gran cantidad de atención tienen una
responsabilidad mayor, ya que son modelos a seguir. Aunque esto refuerza
exactamente la idea, el problema real está en “Starchitects”: Todos los
arquitectos tienen que pensar dos veces antes de que tomen las comisiones de
los regímenes represivos o de los clientes que están de alguna manera mal, ya
sea en sus empresas o en sus prácticas de construcción. Los arquitectos deben diseñar
mejores edificios; desde un punto de vista pragmático, imagina a Zaha Hadid o
Frank Gehry trabajando en una situación social o ambientalmente cuestionable
que las empresas que hacen cosas peores a través de la banalidad del mal de sus
construcciones. Irónicamente la mayoría de los arquitectos quiere diseñar para
firmas importantes o diseñar edificios en Dubái.
No estoy
diciendo que arquitectos como Jean Nouvel, Zaha Hadid, Hon o Gehry solo escojan
firmas importantes en donde su nombre será reconocido por su diseño. Me atrevería
a decir que si se les impone un reto de diseñar para construcciones cotidianas en
donde se encuentra el resto de nosotros, lo harían igual de bien como lo han
hecho hasta ahora. La cuestión es hacer el bien en obra y en practica.
Por último,
la concentración en las “estrellas” y la naturaleza egocéntrica de la educación
arquitectónica es un problema. En comparación con la espinosa cuestión de su se
debe trabajar en los Emiratos, diseñar para China una torre o construir un
Aeropuerto en Tokio. Que tal nuevos hospitales para los enfermos pasen sus días
más agradables olvidándose de sus males, o algún edificio habitacional al que
la población llame hogar y no ser unas cajas de sal en donde apenas se vive. Si
hay un caso moral que no se debe construir en lo absoluto, la cuestión es tan
trivial para ser risible.
Imagina,
Diseña, Construye & Habita